21 de julio de 2014

MIOCARDIOPATÍA RESTRICTIVA y MIOCARDITIS

MIOCARDIOPATIA RESTRICTIVA

La miocardiopatía restrictiva es un trastorno caracterizado por un descenso básico de la distensibilidad ventricular, que deteriora el llenado ventricular durante la diástole. Como la actividad contráctil (sistólica) del ventrículo izquierdo no suele estar afectada, la anomalía funcional puede confundirse con la de una pericarditis constrictiva o una MCH. La miocardiopatía restrictiva es idiopática o está asociada a distintas enfermedades o procesos relacionados con el miocardio, sobre todo la fibrosis por radiación, la amiloidosis, la sarcoidosis, los tumores metastásicos o el depósito de metabolitos acumulados por alguna enzimopatía congénita.
Morfología . Los ventrículos tienen un tamaño más o menos normal o están un poco aumentados, sus cavidades no están dilatadas y el miocardio mantiene una consistencia firme y no es distensible. A menudo se observa una dilatación biauricular. A nivel microscópico, puede no haber más que una fibrosis intersticial focal o difusa, de dimensiones mínimas o amplias. Sin embargo, la biopsia endomiocárdica revelará con frecuencia una causa específica. Uno de estos subgrupos importantes es la amiloidosis
La fibrosis endomiocárdica es básicamente una enfermedad de los niños y los jóvenes en África y otras regiones tropicales, caracterizada por una fibrosis del endocardio y el subendocardio ventricular que se extiende desde la punta hacia arriba, y muchas veces afecta a las válvulas tricúspide y mitral. El tejido fibroso reduce notablemente el volumen y la distensibilidad de las cavidades correspondientes, lo que produce un defecto funcional de tipo restrictivo. En ocasiones se forman trombos parietales ventriculares, y en última instancia hay indicios de que el tejido fibroso deriva de su organización. No se conocen las causas de su aparición.
La endomiocarditis de Loeffler también da lugar a una fibrosis endomiocárdica, con grandes trombos parietales como rasgo típico. Su aspecto morfológico es similar al de la enfermedad tropical, pero además de los cambios cardíacos, suele haber una eosinofilia periférica (es decir, una elevación de los eosinófilos en la sangre) más infiltrados eosinófilos en otros órganos. Se ha planteado que la emisión de productos tóxicos desde estas células, en especial la proteína básica mayor, estimula la necrosis endomiocárdica, seguida por una cicatrización de la zona necrótica, con la acumulación de capas de trombos en el endocardio y por último su organización.
La fibroelastosis endocárdica es una cardiopatía infrecuente de origen incierto, caracterizada por un engrosamiento fibroelástico focal o difuso que a menudo afecta al endocardio parietal del ventrículo izquierdo. Es más habitual durante los 2 primeros años de la vida, y más o menos en la tercera parte de los casos va acompañada por una obstrucción de la válvula aórtica u otras anomalías cardíacas congénitas. Su forma difusa puede ser la responsable de una descompensación cardíaca rápida y progresiva que lleve a la muerte.


MIOCARDITIS
Bajo la designación de miocarditis queda encuadrado un grupo dispar de entidades patológicas en las que los microorganismos infecciosos y/o un proceso inflamatorio causan una lesión en el
miocardio. Hay que distinguir estos trastornos de dolencias como la cardiopatía isquémica, en las que un daño ocasionado por otros mecanismos genera una inflamación de manera secundaria.
Etiología y patogenia . En EE. UU., las infecciones víricas son la causa más frecuente de miocarditis. La mayoría de los casos probablemente correspondan a los virus Coxsackie A y B y otros enterovirus. Entre sus agentes etiológicos menos habituales figuran el citomegalovirus, el VIH y una gran cantidad de otros gérmenes. A veces es posible identificar al virus en cuestión por medio de estudios serológicos o, en épocas recientes, por la detección de los ácidos nucleicos víricos (ADN o ARN) en las biopsias del miocardio. No está claro si los virus provocan la lesión miocárdica directamente o inducen una respuesta inmunitaria de carácter destructivo.
Aparte de los virus, hay otros agentes importantes que originan una miocarditis infecciosa, en especial el protozoo Tripanosoma cruzi, el causante de la enfermedad de Chagas. La enfermedad de Chagas es endémica en algunas regiones de Sudamérica; en la mayoría de las personas infectadas el miocardio está alterado. Alrededor del 10% de los pacientes mueren durante una crisis intensa; otros desarrollan una miocarditis crónica por mecanismos inmunitarios que puede evolucionar hacia una insufi ciencia cardíaca en un plazo de 10 a 20 años. La triquinosis es la helmintiasis más frecuente ligada a una miocarditis. Algunas parasitosis, como la toxoplasmosis, e infecciones bacterianas, como la enfermedad de Lyme y la difteria, también llegan a producir una miocarditis. En el caso de la miocarditis diftérica, las toxinas emitidas por Corynebacterium diphtheriae parecen ser las responsables del daño miocárdico. La miocarditis está presente aproximadamente en el 5% de los pacientes con enfermedad de Lyme, un proceso sistémico debido a una bacteria, la espiroqueta Borrelia burgdorferi.
La miocarditis aparece en muchas personas con sida.
Se han descrito dos tipos:
1) inflamación y afectación de los miocitos sin un agente causal claro, y
2) miocarditis ocasionada directamente por el VIH o por un patógeno oportunista.
También hay miocarditis de causas no infecciosas Entre ellas están las reacciones alérgicas (miocarditis alérgica), en general frente a fármacos como los antibióticos, diuréticos o antihipertensores. Otra posibilidad es que la miocarditis esté ligada a enfermedades generalizadas de origen inmunitario, como la fiebre reumática, el lupus eritematoso sistémico y la polimiositis. Asimismo, la sarcoidosis cardíaca y el rechazo de un trasplante de corazón
Morfología . Durante la fase activa de la miocarditis, el corazón va a adoptar un aspecto normal o dilatado; a veces existe cierta hipertrofia en función de la duración de la enfermedad.
En las etapas avanzadas, el miocardio ventricular está blando y con frecuencia moteado por unos focos de tono pálido o unas lesiones hemorrágicas diminutas. En cualquier cavidad puede haber trombos parietales.
A lo largo de la actividad de la enfermedad, la miocarditis se caracteriza más a menudo por un infiltrado inflamatorio intersticial ligado a una necrosis focal de los miocitos. Es más habitual la presencia de un infiltrado mononuclear difuso de predominio linfocítico. Aunque en algunos casos las biopsias endomiocárdicas dan el diagnóstico, existe el peligro de que sean falsamente negativas porque la afectación inflamatoria del miocardio tenga un carácter focal o segmentario. Si el paciente sobrevive a la fase aguda de la miocarditis, las alteraciones inflamatorias se resuelven, sin dejar cambios residuales, o cicatrizan mediante una fibrosis progresiva.
La miocarditis alérgica presenta unos infiltrados intersticiales, en especial perivasculares, compuestos de linfocitos, macrófagos y una gran proporción de eosinófilos. Un tipo de miocarditis de causa dudosa e inconfundible desde el punto de vista morfológico, llamada miocarditis de células gigantes, se caracteriza por un infiltrado celular inflamatorio generalizado que contiene células gigantes multinucleadas intercaladas con linfocitos, eosinófilos, células plasmáticas y macrófagos. También hay una necrosis focal o, con mayor frecuencia, extensa. Esta variante entraña un peor pronóstico.
La miocarditis de la enfermedad de Chagas resulta peculiar por la parasitación de miofibrillas dispersas por tripanosomas acompañados de un infiltrado inflamatorio formado por neutrófilos, linfocitos, macrófagos y eosinófilos aislados

Características clínicas . El espectro clínico de la miocarditis es amplio. En uno de sus extremos, la enfermedad es totalmente asintomática, y los pacientes se recuperan por completo sin secuelas; en el otro, constituye el desencadenante inicial de una insuficiencia cardíaca o de arritmias, que a veces dan lugar a una muerte súbita. Entre estos dos polos, existen múltiples grados de afectación conectados a síntomas como el cansancio, la disnea, las palpitaciones, el malestar precordial y la fiebre. Los rasgos clínicos de la miocarditis pueden imitar a los del IM agudo. En ocasiones, los pacientes sufren una miocardiopatía dilatada como complicación tardía de la miocarditis.



BIBLIOGRAFIA: "Patologia estructural y funcional", Robbins y Cotran, 8va edicion.

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